En el Perú hay menos de una veintena de personas con estudios actuariales, cuando se necesitan 1,500. Aunque el campo natural para el desempeño de esta profesión es las compañías de seguros, otras empresas pueden beneficiarse de su capacidad para calcular con precisión los riesgos financieros.

Si hay una profesión en el Perú que puede calificarse de extremadamente escasa, es la de actuario, el especialista en calcular el impacto de los riesgos financieros. Según los datos recogidos a partir de un coloquio realizado por la Universidad ESAN en noviembre del año pasado, en el país apenas hay 90 profesionales que realizan labores actuariales, y de ellos, sólo el 20% (es decir, menos de una veintena) son realmente actuarios de profesión. Tan pequeña cantidad no cubre las necesidades del mercado. Ignacio del Barco, miembro del Comité para América Latina de la Asociación Actuarial Internacional, confirma estas cifras con incluso más precisión. Según él, en el Perú solamente hay 15 actuarios, cuando se requieren 1,500. Es decir, la oferta apenas cubre un 1% de la demanda (SE 1453).

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El déficit de estos profesionales representa un problema para el sector asegurador “La escasez de profesionales actuariales, las excesivas reservas que a veces solicita la SBS y la falta de base de datos dificultan sacar nuevos productos aseguradores”, señaló a SE Eduardo Morón, presidente de la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg).

Aunque el espacio natural donde se desempeñan los actuarios es el mundo de los seguros, sus preparación especializada puede ser de gran utilidad en otro tipo de empresas financieras.

“La necesidad de un actuario va por el lado de la empresa que tiene que calcular datos, riesgos y aproximaciones financieras. En una empresa de seguros el margen de solvencia es vital para cubrir gastos y la fórmula para sacar un margen preciso la debe hacer y la hacen con mucha precisión, los actuarios”, señala Isabel Casares, actuaria y presidenta de su propia empresa de asesoría actuarial.

UNA ESPECIE RARA

La escasa cantidad de actuarios disponible en el Perú contrasta con lo que se aprecia en otros países. En México hay 10,000 actuarios, en España 3,000, en Argentina 1,500, en Colombia 150 y en Chile 80. La explicación de tamaño desfase es que ninguna universidad peruana ofrece los estudios actuariales como carrera, por lo que todos los actuarios que trabajan en el Perú se han formado en el extranjero. Ante esta situación, las empresas suelen encargar labores actuariales a los economistas.

“El economista puede hacer cálculos más contextuales, el actuario es más técnico. Hace supuestos más realistas y su formación académica es muy rigurosa en lo que matemática respecta. En nuestro caso [el peruano], que tenemos riesgos catastróficos muy a menudo, hay un campo laboral permanente que se podría aprovechar por parte de los futuros profesionales, pero que no se dan abasto por el simple hecho de no haber muchos actuarios de carrera”, explica Jubitza Franciskovic, profesora de la facultad de Economía y Negocios de ESAN, universidad que desde hace unos meses ofrece un diplomado en estudios actuariales. Según ella, la mayoría de las empresas son conscientes de que no tienen un actuario en su equipo, pero no tanto de la diferencia que un profesional así les podría aportar.

Para tratar de cerrar esta brecha, la Asociación Actuarial Internacional está empezando a impulsar la carrera a través de cursos y conferencias. El objetivo, según explicó Del Barco a SE, es lograr que algunas universidades empiecen a ofrecerle. Hasta el momento, ESAN ha expresado cierto interés.

Nota: Este artículo fue publicado por Semana Económica sobre su versión digital y su autor es Sebastián Corzo. El enlace al artículo original aquí.